Ricardo Romero. Argentina - Mar del Plata. Difusor en Sudamérica de la Orden de la Inmaculada Concepción y de la causa de la beatificación de la Venerable Sor María de Jesús de Ágreda, autora de "Mística Ciudad de Dios". Escribir a: mensajeromariano@hotmail.com

25/1/08




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¡Oh Virgen Inmaculada, santuario de la divina Trinidad! Tú eres la reina y madre de todos los santos. Tú eres el ejemplar en el cual, por obra del Padre, del Verbo y del Espíritu Santo, todos los santos son contemplados amorosamente en el interior más hondo del ser divino. Tu Concepción Inmaculada, largos siglos sólo parcialmente revelada a la Iglesia, fue por fin, manifestada en todo su esplendor por una hija especialmente llamada a esta misión.
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Madre Inmaculada, tú eres -junto con Jesús- toda la razón de ser de la santidad extraordinaria y la sublime misión de la Ven. Sor María de Jesús de Agreda. A ti vengo en los días de esta novena a Ilenarme de lo que llenaba tu alma, a caminar siguiendo -¡aunque de lejos, muy de lejos!- tus huellas admirables. ¿Por qué has querido que un día cualquiera de mi vida llegase a conocerte? ¿Por qué has querido ponerme en contacto con tu vida? ¿Para qué has suscitado en mi interior esta inexplicable querencia por tu persona, tu obra, tu misión?
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Aunque nada entienda deq que en mi vida sucede con tu persona, hoy me pongo ante tus plantas para iniciar esta novena. No sé a ciencia cierta lo que voy a pedirte, ni lo que voy a decirte, ni lo que de esta novena voy a obtener de ti. Sólo me siento impulsado/a a empezar estos nueves días de intimidad contigo en la Trinidad, por medio de tu Madre y Madre mía Inmaculada, la Virgen María.
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Tú que has hecho brotar en mi alma el deseo de comenzar esta novena, haz que sea constante para terminarla, y concédeme aquellas gracias para mí desconocidas, para cuya concesión tú me has inspirado para que comenzara tan inexplicablemente esta Novena en tu honor y en honor de la Virgen Inmaculada y de toda la Trinidad.
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Oración final para cada día ¡Oh Santa Trinidad que os complacisteis en otorgar las más grandes muestras de gracia y de bondad para con vuestra fiel servidora la Ven. Sor María! Os doy las más rendidas gracias por los beneficios con que la distinguisteis a lo largo de su vida, y los prodigios con que habéis manifestado su santidad después de la muerte. También yo quiero beneficiarme de esa predilección vuestra con la admirable virgen de Agreda. Otorgadme también a mí la gracia de llegar a aquel grado de gracia y santidad a que me habéis predestinado. Que mis pecados y continuas infidelidades no impidan la realización de vuestros maravillosos designios sobre mi vida. Perdonad todos los pecados que he cometido a lo largo de mi vida, y concededme la gracia de que esta novena me ayude para la consecución de la eterna felicidad en el cielo. Amén.


Día Primero


¡Padre que estás en el cielo!. Tú fuiste el que desde toda la eternidad, en tu Hijo el Verbo igual a ti en esencia y atributos, escogiste a Sor María de Agreda para hacer en ella la más fiel reproducción de la imagen de la Virgen María. Tú la llamaste para ser la gran apóstol y doctora de la Inmaculada. Con gran fidelidad pasó toda su santa vida empleada en el cumplimiento de su difícil misión. A ti te rindo las más sinceras gracias por las maravillas que llevaste a cabo en la admirable vida de esta tu humilde hija. Dígnate ahora premiar los servicios prestados en tu servicio concediéndome la gracia de una vida santa, y otorgando a ella la glorificación en la tierra a que su santa vida la hizo acreedora. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).





Día Segundo



¡Oh Verbo de Dios que fuiste ejemplar perfecto en que el Padre predestinó a la gloria a tu hija bienamada Sor María de Jesús! Tú quisiste hacer de ella la gran escritora de los misterios de tu vida y de la vida de tu Santísima Madre. Para la realización de esta misión la llenaste de las más excelentes gracias y privilegios. Toda su vida fue un ejercicio continuo de virtudes las más perfectas. Por el mérito de su vida, te pido para mí y para todos los fieles cristianos, la gracia de conocer perfectamente el misterio de tu vida que se contiene en los Santos Evangelios, y de poner en práctica esas admirables enseñanzas. Dame el perdón del descuido con que hasta el presente he tenido la doctrina admirable de tu Evangelio. Dame la gracia de una conversión interior, perfecta, y a tu predilecta sierva concédele la gloria de los altares. Amén. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).



Día Tercero


¡Oh Santo y Divino Espíritu! Tú, por tus dones maravillosos y por tus frutos santificaste de modo maravilloso a tu generosa servidora Sor María de Jesús. Tú realizaste en ella los admirables planes del Padre y del Verbo. Tú fuiste quien llenó su vida de santidad extraordinaria y de virtudes perfectas. Yo te doy gracias por el portento de santidad que formaste en tu generosa servidora. Por esta fuerza eficaz tuya con que así la santificaste, yo te doy las más rendidas gracias; te glorifico y te bendigo en la unidad de la naturaleza con el Padre y el Hijo. Por esos grandes misterios te pido, para mí y para todos los hombres, una perfecta santidad de vida, y para la sierva tuya Sor María de Jesús, la glorificación aquí en la tierra. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).




¡Virgen santísima, Madre de Dios Inmaculada! Tú fuiste la que llamaste a la Venerable Sor María Jesús a la Orden de tu Concepción. Tú la preparaste para vivir en el monasterio prodigiosamente revelado a su madre Catalina, edificado en su propia casa paterna. Desde muy joven la llevaste por el camino del recogimiento perfecto, la abstracción de todo lo creado, la vida mística más elevada y semejante al cielo en la tierra. Tú la elegiste para revelar al mundo tu vida misteriosa, escribir el relato de tu existencia singular, y extender por todo el mundo el conocimiento y veneración de tu gran privilegio de Madre Inmaculada. ¡Cómo no darte gracias por la ejecución tan perfecta de tu plan en esta fiel hija tuya!. Por esa obra perfecta que tú realizaste en su existencia terrestre te pido para mí y para toda la Iglesia un amor grandísimo al misterio de tu Concepción Inmaculada. Te pido también para tu discípula admirable, el favor de una pronta glorificación ante los fieles de tu santa Iglesia, de la que eres Madre perfectísima. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).



Día Quinto

San José


¡Glorioso Patriarca San José! Tú fuiste admirable en la vida de Sor María de Jesús llevándola al conocimiento del misterio escondido en la persona de tu esposa María y de tu Hijo Jesús. Tú la acompañaste por los difíciles caminos de la santidad para que no se desviara, antes bien, caminara por las vías de la más elevada vida interior sin tropiezos y en perfecta obediencia a sus directores espirituales. De ti escribió ella maravillosas páginas en su gran Mística Ciudad de Dios. No puedo menos de agradecerte por la singular providencia con que siempre la llevaste por el camino de la vida santa. Por eso te pido para mí y para toda la Iglesia, el don de una asimilación perfecta de los misterios divinos de la vida de Jesús y de María; la gracia de una santa muerte; el don de la oración y de la perfecta interioridad. Para tu dócil sierva te pido la gloria de los altares, superadas las dificultades que al presente se oponen a esa glorificación. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).




Día Sexto


¡Santo y glorioso Arcángel, príncipe de las milicias celestes!. Grande fue el amor y veneración con que te trató durante toda su vida la Ven. Sor María de Jesús. Tú le revelaste los misterios del mundo invisible. Tú la protegiste contra las innumerables asechanzas que amenazaban su vida extraordinaria. A ti se te debe el que esta extraordinaria mujer, en su fragilidad femenina, diera muestras de un temple superior de carácter, de inteligencia superior a las normales condiciones humanas, y una familiaridad con el mundo invisible que ha hecho de ellas una de las más grandes espirituales de la historia. Te doy gracias de todo corazón por el cuidado singular con que velaste por ella. Por eso me dirijo a ti con grande confianza para que me otorgues a mí y a todos los hombres una devoción grande a la Virgen Inmaculada y los ángeles que la sirven. Concede también a tu admirable protegida, la gloria de su exaltación a Los ojos de los hombres en el seno de la Iglesia de Dios. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).



Día Séptimo

Los Santos Angeles


Cosas admirables y llenas de sabiduría divina escribió de vosotros la Ven. Sor María de Jesús. Secretos escondidos le revelasteis sobre la vida de Jesús y de María. Siempre la protegisteis, como ella relató que protegíais a Jesús y María en el curso de su humilde vida terrestre. En todas las páginas de su obra estáis presentes, desde la predestinación de María, hasta el día de su final glorificación en el día de su Asunción a Los cielos. Ella como muy pocos autores espirituales ha subrayado la importancia de vuestra presencia en la vida de Jesús y de María. Vosotros le premiasteis esta fidelidad a vuestras consignas, con una singular vida más angélica que humana. Con toda humildad os rindo las debidas gracias por esa actuación vuestra en la vida de la Venerable, os pido también, para mí y para todas las almas, un conocimiento y familiaridad grande de las cosas del mundo invisible. Para Sor María os pido actuéis superando los obstáculos que se oponen a su glorificación en la tierra en el seno de la Iglesia a la cual tan eficazmente servís siempre y en todas partes. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).



Día Octavo

Admirable fue la vida de Sor María de Jesús en el trato con los ángeles. Siempre recordó el día de su nacimiento que coincidió con la fiesta del gran San Francisco de Paula. Al Santo de Asís tributó siempre un culto muy cordial de veneración e imitación. Todos los santos eran para ella personas vivas y queridas. Ellos la protegían, la inspiraban, la ayudaban en sus dificultades y constituían la compañía habitual de su existencia más celestial que terrena. Yo os dirijo a todos vosotros el recuerdo más agradecido por los beneficios y gracias sobrenaturales que procurasteis con vuestra actividad superior a la virgen Sor María de Jesús. Os pido también para mí y para todos los mortales que pueblan el mundo la gracia de una vida semejante a la vuestra y a la de vuestra protegida Sor María de Jesús, y para ella os pido a todos, que unáis vuestra intercesión ante el trono de la Trinidad, para que acelere el día de su triunfo ante la Iglesia elevándola a la gloria de los altares. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).



Día Noveno


Grande Santa, fundadora de la admirable Orden de la Concepción Inmaculada de María!. Tú fuiste siempre la madre querida que como tal orientaste y dirigiste la vida de tu privilegiada hija. A tu orden confió la Madre Inmaculada ese tesoro de santidad. Tú hiciste con ella de madre amorosa y de protección poderosa. En ti aprendió ella la devoción singular a la Concepción Inmaculada de la Madre de Dios. Tú la inspirabas y la ayudabas con tus inspiraciones en el difícil cargo de abadesa que tan ejemplarmente ejerció en el monasterio de Agreda. A ti se deben en gran parte la realización de los designios que la Virgen Inmaculada concibió para con esta gloria la más admirable de toda tu orden. Tú eres la fundadora y ella la doctora en el conocimiento y veneración del misterio de la Concepción Inmaculada de María. Todos le debemos bendecir por la obra maravillosa que llevaste a cabo en la vida de esta tu hija predilecta. Gracias a ti, madre y fundadora de la orden concepcionista. Y permite que también te formule con humildad y confianza mis peticiones. Otórgame a mi y a toda la Iglesia santa de Dios un espíritu firme de fe, esperanza y caridad; un amor grande a la Trinidad, a la Virgen, la Iglesia, el Papa y todos los sacerdotes y consagrados que forman esa Iglesia, Da a todos los fieles un poderoso impulso de santidad, y actúa con fuerza ante la divina Trinidad para que sea pronto glorificada esta tu hija, que será la más grande gloria de tu ya gloriosa familia concepcionista. (Tres Glorias a la Trinidad, y Siete Avemarías a la Virgen).

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Ricardo Romero. Difusor en Sudamérica de la Orden de la Inmaculada Concepción y de la causa de la beatificación de la Venerable Sor María de Jesús de Ágreda, autora de "Mística Ciudad de Dios. Para mas información escribir a: mensajeromariano@hotmail.com


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